17 Dic Aurelio Martínez: «Hubiese sido mejor no entrar a presidir la Fundación VCF»
Aurelio Martínez (Zaragoza, 1947) atiende a las cuestiones con rostro relajado, desde luego mucho más que a lo largo de los últimos doce meses. Este catedrático de Economía, tras muchos años en política como piedra angular del PSOE de Joan Lerma (fue conseller de Economía entre 1995 y 1995) y como presidente del ICO durante el mandato en Moncloa de Jose Luis Rodríguez Zapatero. Se puso al frente de la Fundación VCF en abril de 2013, con el objetivo de refinanciar la entidad para sortear el espinoso problema del préstamo de más de ochenta millones de euros que debía devolverse a Bankia.
Pese a su amplia experiencia en el mundo de los despachos, nada podía prepararle para la montaña rusa deportivo-financiera que ha supuesto el proceso de venta del Valencia CF, abierto ‘oficialmente’ el 10 de diciembre de 2013 tras un explosivo comunicado de Bankia en plena Junta de Accionistas del club. Entonces, Martínez reiteró su compromiso de no vender la entidad. Doce meses después, Peter Lim es el nuevo propietario y Aurelio, recientemente premiado con la insignia de oro y brillantes del Valencia, hace memoria y repasa el año más intenso de su vida.
ENTREVISTA
-Dimitió usted el pasado 1 de diciembre. ¿Cuál es su día a día desde entonces?
Ya soy mayor y tengo ganas de tranquilidad, de saludar a amigos y estar con los míos. Sólo os echo de menos a vosotros, porque los periodistas dais mucha guerra… aunque a todos no, que quede claro. (Risas)
-Pocos recuerdan que usted llegó como vicepresidente de Federico Varona y que su presidencia fue circunstancial.
2013 fue un año muy complejo también. Entramos con unos apoyos y unas ideas razonables y rápidas. Al principio todos decían estar de acuerdo con nosotros, pero pronto se empezó a desviar el rumbo. Nos metimos en un ‘fregao’ descomunal pero, ¿qué le vamos a hacer?
-¿Se arrepiente de haber tomado las riendas de la Fundación en abril de 2013?
Con sinceridad, hubiese sido mejor no entrar. Lo digo a nivel humano y personal. Al echar la vista atrás, ha habido momentos buenos y malos. He hecho un equipo de gestión y de amigos muy bueno en la Fundación, hemos intentado solucionar problemas del club… pero siempre a un coste muy alto de tiempo, de horarios, de recibir críticas que entiendes no mereces. El desgaste es mucho. Los periodistas debéis rellenar muchas horas y páginas todos los días y, o tenéis la información, o en algunos casos se agrandan problemas que no son tal, o casi se los inventan. Y no sabes cómo atajar eso. Si das mucha información puede ser malo; y si no la das, te acusan de ocultar datos. ¡Pero si yo he dado más ruedas de prensa en un año que el resto de presidentes de la Fundación en toda su vida!
-También es cierto que ningún presidente de la Fundación VCF se encontraba en la posición de tener que vender el club…
Algunos estuvieron en tesituras parecidas, porque aquel préstamo de 2009 y el movimiento de suscribir las acciones da mucho de si.
-Pero es evidente que la venta del club genera más interés.
El club se ha vendido muchas veces. Ha habido inversores relevantes, que han comprado acciones y demás.
-¿Cuál fue el comentario sobre usted que más le dolió?
Como te haces mayor, relativizas todo y no le das importancia. Suelo leer poco. Admito la crítica si tiene cierta argumentación, porque así debe ser en el mundo universitario. Esa es tu vida. Lo que más me molesta es la mentira. Es una cosa que no he podido digerir nunca. Me revuelve las tripas. Y no sabes cómo afrontarla. Recuerdo que, en mi etapa en política, había políticos que se inventaban los datos. Acabé acudiendo a los debates con los libros en la mano porque ya no sabía como rebatir esas alegaciones.
-Los datos no son rebatibles, pero sí son interpretables.
Exactamente.
-Sin embargo, en ocasiones Aurelio Martínez ha anunciado datos o cosas que finalmente no han ocurrido o no se han confirmado. Por ejemplo, cuando usted afirmó que se cumplían diecinueve de los veinte puntos en los criterios de valoración, y la cifra no es así.
Eso no es verdad. Me encanta que me hagas esa pregunta.
-Tenemos aquí el papel con los veinte criterios de valoración que firmaron usted y el presidente Amadeo Salvo en marzo de 2014.
En primer lugar, hay que recalcar que en el documento de compraventa no están todos los compromisos asumidos por Meriton. Hay compromisos que son verbales y que para mi tienen la misma importancia.
-Se refiere usted a la cinta grabada el 31 de julio de 2014 en el palco de autoridades de Mestalla, con los compromisos verbales de Kim Koh recogidos ante notario. Pero es un procedimiento que se usa poco en España…
En el documento que firman Fundación VCF y Meriton están recogidos todos los compromisos económicos: los cien millones, los otros 88, la devolución del aval, los seis millones para la Fundación, etc. Respecto al resto, Meriton pensó que no era conveniente (por la razón que fuese) que estuviesen en el contrato. Por ejemplo, mantener los colores del club, que el equipo siguiese compitiendo en España o cosas por el estilo. ¿Qué sentido tiene recogerlas en un contrato si son condiciones más estéticas que económicas? El 31 de julio vino el señor Kim, estuvo una hora de ‘charreta’ y nos contó lo que él consideraba al respecto. Los patronos le preguntaron sobre otros temas adicionales y respondió sin problema. Dijo no tener inconveniente en que se grabasen sus palabras, antes notario, y que se adjuntasen al acta. Y ahí están incluidas estas condiciones estéticas o de sentimientos. Están ahí. El compromiso de acabar el estadio en 2019 sí está en el contrato. Y Lay Hoon el otro día añadió algo que no estaba recogido en reglamentos, como es la posibilidad de utilizar el valenciano como lengua en las comunicaciones del club.
-Pero a la hora de la verdad, ese compromiso de permanencia de cinco años no existe…
Vamos a ver… Cuando firmas un contrato de compraventa, lo haces con todas las consecuencias. Si pasados tres años el comprador decide hacer cualquier cosa, puede hacerlo aunque esté recogido en el contrato lo contrario. Otra cosa es que queda mal de cara a la opinión pública. Pero no se pueden limitar los derechos de la propiedad a partir del segundo, tercer, cuarto año porque es ilegal.
Pero se hubiese podido poner una penalización, ¿verdad?
¿Y a quién se la pagamos? ¿A la Fundación VCF, que depende del mismo? La mano derecha le estaría pagando a la izquierda.
-¿Entonces por qué incluyeron el compromiso de cinco años y la penalización en el primer borrador?
Porque, en principio, llegamos a pensar en la posibilidad de que la Fundación mantuviese cierta independencia.
-Volvemos, pues, a la tesis de que no se cumplen diecinueve de los veinte puntos. Se han ido minimizando las obligaciones del comprador respecto a lo que vendría después.
No ‘pesan’ lo mismo que se pongan los cien millones y que se mantenga el color de la camiseta. Hay cosas en las que no puedes ceder de ninguna manera, y otras pueden variar en función de la negociación.
-¿Y en qué han tenido que ceder?
De los aspectos estéticos logramos un compromiso verbal. Y ahí, la fiabilidad del comprador es muy importante. Respecto a la parte económica, está todo. Se mantuvo cerrada la negociación desde el primer día. Debo recordar que nosotros nunca estuvimos dentro del proceso de negociación por el Valencia, ni por la parte de Bankia ni por la parte de Meriton. Ambos mantuvieron una estricta confidencialidad, y no se en qué condiciones se han firmado estos préstamos. No puedo juzgar los cambios que se han producido en ese contrato. Entiendo que no quisieran dar pistas a un tercer acreedor. Yo sólo puedo valorar ‘mi’ contrato, porque a ese sí tengo acceso.
-En conclusión, hay cambios en el contenido del primer día al último día. Y el que empeñó su palabra fue usted.
Es lógico que las reclamaciones vayan al maestro armero. (Se ajusta las gafas y comienza la lectura en voz alta de los veinte puntos en el documento). Algunas ofertas cumplieron con más puntos, otras con menos. Pero los criterios no eran de obligado cumplimiento por todas las propuestas. Esta fue la hoja que se pasó a todos los inversores para que supiesen cuál iba a ser el contenido de su ‘examen’. Para aprobar, no hacían falta los veinte. Y si los cumplías, si eras el mejor, tenías asegurada la matrícula de honor.
-El 17 de mayo se vota 22-0 a favor de la propuesta de Meriton. Y usted habló ante los medios y aseguró que Pizzi, Rufete y Salvo iban a seguir. Semanas después eso cambió. ¿Quién le dejó con el culo al aire?
De la parte deportiva nunca he tenido más información de la que me ha dado Amadeo. Amadeo me dijo que iban a seguir, por eso contesté. Debo decir que yo estaba convencido de que Pizzi iba a seguir. No había hecho tan mala temporada, había recuperado al equipo con los mimbres que tenía. Mi valoración no era mala. No digo que Nuno sea mejor ni peor, no estoy comparando. Entendía que era lógico que continuara porque ahí que darle a Pizzi una oportunidad desde el principio de una temporada.
-Reconoce usted que han cambiado mucho las cosas.
El mayor cambio es que nosotros vinimos para hacer una cosa y hemos hecho otra. Eso sí es dramático. Hacer la presentación, presentar el modelo que queríamos potenciar para luego cambiar a los seis meses…
-¿Y qué papel jugó en ese cambio la Generalitat Valenciana?
Su posición está condicionada por la sentencia del aval en verano de 2013. Eso cambió todo el escenario. Hasta ese momento, las dos o tres charlas que habíamos tenido iban en dirección a la refinanciación, y todo iba bien. La sentencia descolocó a todas las partes y la Generalitat no supo qué hacer. Ellos no querían protagonismo y Bankia hubo de buscar vendedor. En octubre nos dijo que tenía buenos inversores, candidatos que había buscado de corte inmobiliario. Nosotros seguíamos con la idea de la renegociación. Cuando eso se puso sobre la mesa, Amadeo se puso a buscar inversor: se marchó con Luis Vicente a Arabia, a Emiratos Árabes… y encontró a Lim, que ya se había acercado al Valencia anteriormente. Le pareció una persona sensata y comprometida, y comenzamos a negociar para poder tener algún candidato propio.
-¿Por qué no se fiaron del Valencia y de la Fundación VCF para refinanciar?
Nosotros sólo no éramos capaces. Con el aval de la Generalitat había ‘paraguas’, pero en solitario, a pulmón… No salían las cuentas. Entiendo también la posición del banco. Es cierto que históricamente el club había pagada y los préstamos estaban al día.
-Históricamente, la Fundación VCF había pasado cuatro años sin poder devolver ni una fracción del dinero que había pedido prestado. ¿Por qué no se hizo nada antes de que usted llegase?
Siempre se pensó que el aval se ejecutaría y la Generalitat acabaría pagando, como ha hecho con otros clubes. Eso explica las recapitalizaciones constantes. Pero el escenario financiero de la Generalitat fue cambiando a peor año a año, y se hizo inviable. Cambió el contexto. Los que firmaron la operación en 2009 siempre pensaron que el aval se ejecutaría.
-¿Qué le parece que la propia Bankia esté investigando el préstamo concedido por Bancaja en 2009?
Me parece razonable que lo investiguen, porque es un movimiento bastante atípico de cada a una Fundación que no tenía recursos para devolver el préstamo.
-¿Qué se encontraron ustedes al aterrizar en el club respecto a la gestión de Manuel Llorente? ¿Qué opina de su trabajo? ¿Y de Newcoval?
Creo que Llorente se encontró con un escenario muy difícil, como era salvar al club del descenso a Segunda. Hizo lo que pensó que tenía que hacer, no me gusta juzgar. Emitir sentencias a posteriori es mucho más sencillo. KPMG tenía el encargo de estudiar en profundidad la parcela inmobiliaria, algunos fichajes, etc. Cuando nos presentó el informe, no lo valoró tan negativamente. Me fié de estas cosas. Cuando empezó el proceso de venta, los abogados de Meriton (Germán Cabrera y colaboradores) se metieron en profundidad a analizar estos temas en profundidad. Y empezaron a aparecer asuntos graves, cuya existencia conocíamos pero no su alcance y gravedad. Por ejemplo, Porxinos, que podía tener un coste de 160 millones. Respecto a Newcoval, se estudió y nos pareció muy costosa la valoración del campo, de los materiales y también el asunto de las garantías y la absorción del patrimonio sobre el viejo Mestalla. No me parecía bueno para el club.
-¿Cree usted que el objetivo prioritario de Bankia era que Cerberus fuese el comprador?
Con sinceridad, sí. En una operación como esta, es importante el ‘track record’ de negocios anteriores. Cerberus es un fondo de negocios importante para Bankia, que trasladó a esta sociedad 14.000 millones de activos para ser gestionados. Le merecía confianza, conocía a sus gestores. Pero estaba centrada en lo inmobiliario, así que hubo que rellenar el resto de aspectos deportivos y sociales de forma, debo decir, bastante razonable. En la valoración de PwC, Cerberus quedó en segundo lugar, pero no a la altura de Meriton.
-Sorprendió que usted defendiese el proyecto de Cerberus, en medio de una campaña pública espectacular y tan agresiva de desprestigio hacia esa propuesta. El tiempo y sus declaraciones han demostrado que no era tan mala. Que no era, por ejemplo, como aquella propuesta rusa de Zolotaya.
Para que la opción rusa hubiese sido valorada, tenía que presentar los avales y garantías ante Bankia. No llegaron nunca. Es cierto que tenían una propuesta razonable, pero nunca se ofreció ese aval. ¿Cómo vamos a elegir una opción sin aval?
-Nadie entiende cómo se pudieron ‘colar’ ofertas como la de Alvarado en la apertura de sobres el 1 de abril…
En la Comisión Gestora, en la que estaban las cuatro partes, se realizó un trabajo de preselección. Con que una de las cuatro partes diese luz verde, una oferta podía pasar el primer filtro. Sólo había cinco ‘serias’: la de los árabes, que se retiró; la del señor Wang, que era la que más dinero tenía pero que no se presentó a la segunda ronda convocada por la Comisión Gestora…
-Usted insiste en que no quiso que Isidro Montes le diese detalles para mantener la confidencialidad. Entonces, no le hará mucha gracia que se haya filtrado el contrato de compraventa entre Fundación VCF y Meriton.
Eso es un delito. Hay que dejarlo claro. Es delito. Allá cada cual con su conciencia.
-¿Volverían ustedes a escoger a KPMG como auditora, tras la denuncia que Amadeo Salvo interpuso en el mes de enero por deslealtad?
En KPMG me parecieron serios, que entendían de fútbol. Lo que sucedió luego es que hubieron muchos desencuentros con ellos. Cuando arrancó el proceso de venta, se descara y opta por asesorar a Bankia. Y por eso les dijimos que no habían sido leales. Lo pensaba mucha gente en el club, hay que ser muy escrupuloso con esos detalles.
-Llegamos a la negociación mano a mano entre Bankia y Meriton. Y dio la sensación de que Bankia no quería a Meriton. Con las quitas, por ejemplo, que sí estaba dispuesto a dar a otras propuestas.
Peter Lim ha demostrado un deseo muy grande de comprar un club, porque ha tenido una paciencia infinita. A pesar de tener buenos amigos en Bankia, acabé por dejar de hablar a menudo con ellos porque dejé de sentirme cómodo. La decisión de vender en plena Junta de Accionistas fue unilateral y nos puso en una posición complicada. También me dolió antes de la reunión del 17 de mayo el burofax que envió el banco en el que informaba de que no podíamos escoger unilateralmente al comprador. ¿Cómo no voy a poder vender a quien yo crea que es la mejor opción? No era sensato, y fue muy cabreante.
-¿No cree que Bankia tenía intención de ‘reventar’ la negociación?
Sí que daba esa sensación. Pero también había en marcha una negociación, un tira y afloja… Las charlas estuvieron rotas en dos ocasiones. No rotas del todo, porque Lay Hoon y colaboradores son hábiles negociadores y tienen un asesoramiento muy bueno. Se fueron a Singapur a ‘repensar’ la estrategia, y fue cuando Amadeo hubo de viajar en dos ocasiones para reconducir. Lo vi roto en dos ocasiones. Si yo hubiese sido Meriton, me hubiese marchado mucho antes.
-¿Y a qué achaca el deseo de Meriton de rematar la negociación a toda costa?
Hay que recalcar que Meriton no es una ONG. Sin lugar a dudas quiere hacer negocio. Pero hay que matizar cosas: Peter Lim no negoció directamente, si lo hubiese hecho no hubiese aguantado. El ‘colchón’ es importante, el desgaste fue de Lay Hoon y no de el. Lim ha demostrado interés durante muchos años en tener un club, en Inglaterra le excluyeron de la carrera por el Liverpool de mala manera. Habló también con el Atlético. Con el Valencia, había un equipo que le apoyaba con Amadeo y su gente. Vio que había posibilidades, y eso le dio un plus de paciencia, porque había muchos opciones de que saliese bien. Insisto en que no es una ONG y que viene a hacer dinero. El negocio del fútbol ya no es local, es mundial. El que no juegue en la zona de honor, entre los veinte mejores, no tiene cabida. Hace catorce años, el Valencia tenía 100 millones y el Madrid 150 millones de presupuesto. Ahora nosotros tenemos 88 y ellos, 600. Porque ellos sí han dado el cambio cualitativo y piensan a nivel global, en Asia, en India… Eso significa que mi club tiene que ser retransmitido en esos países para poner en valor a sus jugadores, a sus figuras. Esa concepción del fútbol es la única que va a funcionar, y no tiene nada que ver con la que teníamos aquí, desgraciadamente. El dinero manda, y no es lo mismo un presupuesto de 650 millones que de 90. Es muy difícil ganar con esas condiciones, antes era más probable. Estos señores traen consigo la concepción de la Premier, y van a encontrarse muchas trabas en la Liga Española. Les gustaría que la Liga Española se retransmitiese en las mismas condiciones que la Premier en países asiáticos. Subirían ingresos por televisión, por naming, por merchandising… Si quiero vender camisetas, tengo que tener buenos jugadores: nadie va a comprar la camiseta de Pepito Pérez, necesito un jugador con tirón mediático. Lo mismo ocurre a la hora de ponerle un nombre al estadio.
-Todo eso es cierto. Y, sin embargo, la pregunta se mantiene: ¿dónde está el negocio para Meriton?
Insisto de nuevo en la mentalidad sajona de la gente de Meriton. Si tuviera que adivinar lo que quieren hacer, creo que invertirán, ficharán, meterán al Valencia en la Champions, crear un equipo competitivo… Y cuando eso esté resuelto, yo sacaría el Valencia a Bolsa. Porque sería una manera de ponerle precio al club en el mercado. Y sería muy bonito que lo hiciesen, lo creo con sinceridad. Pero antes deben invertir mucho, y eso nos beneficia a los aficionados. Lim conoce a los dueños de las televisiones asiáticas, por ejemplo. El lo tendrá más fácil. Y aquí la palabra es fundamental. Singapur está en el puesto 7 en el ranking mundial de transparencia y menor índice de corrupción; España, en el puesto 37. Allí tienen la mentalidad de hacer negocio, pero para ellos la honorabilidad es fundamental, y muchas veces los compromisos verbales son igual de importantes. Sólo hay que leer la prensa singapurense para ver la imagen empresarial del señor Lim.
-¿Cómo interpreta usted entonces el «a long, long time» que Lay Hoon usó para definir el tiempo de permanencia de Meriton en Valencia?
¿Cuánto se tarda en rentabilizar una inversión inicial de 100 millones? ¡Cinco años o más! Ahora se compran jugadores para entrar en Champions. Pero luego, en el segundo año, hay que invertir para ser un equipo puntero en Liga de Campeones. Más inversión. Y nos plantamos en el tercer año, en el mejor de los casos. En el exterior debe empezar a conocerse la marca, el proyecto, el crecimiento, hay que divulgar el Valencia CF por todos esos lugares… y eso cuesta otro par de años más. Moraleja: mínimo cinco años. Peter Lim me dijo que quiere un equipo para ganar la Champions. Me lo dijo personalmente. No puedo asegurar que vaya a pasar, pero sí que hará lo posible para que se compita para lograrlo.
-¿Y del nuevo estadio, Lim no le dijo nada? Hace poco dejó caer que no le importaría a usted permanecer en el actual Mestalla…
En la Peña Torino ya dijimos en su día que no nos parecía bien cambiar de estadio por razones históricas, sentimentales, de accesibilidad… Es cierto que Mestalla estaba viejo, pero sólo hay que verlo ahora tras ser remozado. Tras invertir 150 millones de euros en el Nuevo Mestalla, la única alternativa que quedaba era ir allí: liberar el viejo estadio, recuperar los terrenos, cancelar deuda, explotar las posibilidades del nuevo reciento, etc. Varias empresas se ofrecieron para gestionar el Nuevo Mestalla diez, quince o veinte años. Hay más ingresos y fuentes de recursos. En ese momento, la salvación del Valencia CF dependía de eso. Hace pocos días dije que era una pena haber empezado a construir el nuevo estadio, porque estaríamos mejor en el actual rehaciendo o ajustando cosas del mismo. Es inviable, pero me limité a manifestar que era una pena.
-¿Es viable el proyecto de Juan Soler en 2006? Lay Hoon dejó claro que tenían que «valorarlo».
Deben mirarlo y remirarlo. Pienso que un parking de 3.500 plazas no tiene lógica, porque no puedes evacuarlas en un plazo razonable. También creo que tener una pista polideportiva en un anillo alrededor del estadio no tiene lógica, alejas el fútbol de la grada y eso es mala, la tendencia es que la gente esté cerca para dar calor al equipo. El proyecto de 2006 era producto de su tiempo. No hay tres mil VIPs en Valencia, no hay para llenar las tres mil plazas destinadas a palcos de ese tipo en el estadio.
-Oyéndole hablar del estadio, el naming, la importancia de las camisetas, el modelo Real Madrid… Nos viene a la mente su debut ‘en sociedad’, hablando de que el Valencia debía mirarse en el espejo del Borussia de Dortmund. Cómo ha cambiado todo, ¿verdad?
El Borussia era producto de una refinanciación, no de una venta. Supongamos que nos hubiesen refinanciado a nosotros: años de carencia, venta de acciones para generar capital, una carga financiera importante a pagar cada año… Tendríamos que haber potenciado a tope la cantera, y sólo vendiendo jugadores se hubiese equilibrado la cuenta de resultados. Hubiese sido una larga travesía en el desierto. Y creo que la gente lo hubiese entendido si se lo hubiese explicado. Y a mi me hubiese gustado. Es una apuesta muy bonita, diferente a la que hay ahora. Pero no nos dejaron opción.
-No puede estar contento con el resultado, igual que dijo usted que se marcharía antes de vender y al final se ha quedado hasta el final…
Lo dije dos veces, sí. Es cierto. Quizá debería haberme ido. Hubo un grupo de personas que dijo que se marchaba conmigo si yo me iba, y eso hubiese dejado al Valencia en una situación delicada. Hubiese facilitado el trabajo a una de las partes interesadas, y no queríamos eso. Por eso seguimos adelante y asumimos el coste de cambiar de opinión públicamente.
-¿Ha sido Lim la mejor solución posible para el Valencia?
La mejor posible, sí. La que yo hubiese querido, no.
-¿Considera justo que el club le haya entregado a usted la insignia de oro y brillantes?
Yo tampoco lo esperaba, y lo he dicho hasta la saciedad. Me quedé perplejo. Considero que es un reconocimiento al trabajo de toda la Fundación. Para mi es un orgullo no sólo recibirla, sino también con quién la recibí. Si hubiese una mayoría que pensase que no soy merecedor, yo no quiero tener nada en contra de la opinión mayoritaria.
-¿Le gusta la forma que tiene Meriton de fichar jugadores?
Bueno, es pagar mucho dinero. El mercado marca la oferta y demanda, la palabra no vale nada. A mi me gustan más los modelos modestos, pero con ellos no llegas a cumplir los objetivos que nos hemos marcados.
-¿Qué opina del papel que ha jugado la prensa valenciana en el proceso de venta?
Ha jugado una parte importante, posicionándose a favor de la venta. Luego ha habido otra parte que ha estado enfrentada desde el primer momento sin saber siquiera el contenido de la información, porque defendía otras tesis u opciones. No hay una prensa valenciana, hay como mínimo dos o tres o cuatro. Está muy dominada por una bipolarización entre distintos medios, y eso es triste porque uno defenderá una cosa y otro la otra. Al que está en medio y trata de hacer una labor informativa razonable lo acaban ‘crujiendo’ entre ambas. A mi me han amenazado, me han dicho que me vigilaban, me acusaron de estar negociando un retiro dorado en Bankia… Los hechos han demostrado donde estoy.
-Eso fue por parte del sector afin al presidente, en la época en la relación entre ustedes tenía un desgaste considerable…
No lo recuerdo. Con Amadeo siempre me he llevado muy bien y le reconozco el mérito que tiene en este proceso, porque no podría haberse completado de no ser por el. Nuestro objetivo siempre fue el mismo, pero hemos tenido matices. Yo no expliqué públicamente nuestra postura hasta mayo. En la primera asamblea, en enero, decidimos mantenernos al margen y neutrales porque estábamos todavía en un proceso de negociación, provocar un enfrentamiento suponía hacerle un flaco favor al Valencia.
-Pero el presidente del Valencia sí se vinculó exclusivamente y de forma cerrada a una de las ofertas.
Suponiendo que fuese así, la Fundación también estaba metida. Nuestra neutralidad pretendía convertirse en puente para todas las partes. Pero hay que reconocer que la neutralidad es imposible, porque son sentimientos además de una operación económica. La gente está enamorada de su equipo y quiere lo mejor para el, igual que cada uno tiene su alineación, su entrenador… Pero algunas cosas no eran sólo afición y corazón, había otros intereses detrás. Legítimos, quizá. Los gestores anteriores quizá pensaban que otras opciones eran mejores.
-Terminamos. ¿Qué opina del nuevo presidente de la Fundación, el señor Ng?
Me parece un tipo encantador. Ya sabéis que a mi me cae bien todo el mundo. Me contó los proyectos que tiene, su agenda será complicada por sus obligaciones con el Comité Olímpico Internacional…
-¿Hizo la Fundación VCF todo lo que estuvo en su mano para que Meriton hiciese público el contrato de compraventa ante los accionistas?
Por parte de la Fundación nunca hubo ningún problema para que se hiciese público. Creo que a Meriton no le hubiese perjudicado, se hubiese apuntado un tanto. No hay nada que ocultar. Nosotros no éramos propietarios del Valencia, éramos gestores. Nunca he tenido ningún inconveniente, como gestor, en que se hiciese público el contrato. Si fuese propietario, quizá si hubiese tenido más reticencias.
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