26 Ago Levante Masclets y los detalles de grandeza
Acostumbrados a presenciar frivolidades puestas de relevancia a golpe de titular con gancho y poca ‘chicha’ en la presunta noticia, resulta reconfortante toparse de vez en cuando con historias que sí merecen la pena. Como suele ser habitual, hay que escarbar en los entresijos de lo anecdótico y personal para encontrar verdaderas gemas de generosidad y buen corazón, dos características que se baten en retirada en un mundo cada vez más egoísta y mezquino.
Por eso las siguientes líneas no ocuparán ninguna portada ni tendrán mayor repercusión que la que aquellos que las lean quieran darle.
Hace seis años, el Levante UD presentó en sociedad la sección de deporte adaptado, integrada por personas con «dificultades por causas físicas, psíquicas o sensoriales». Dentro del proyecto Levante UD Masclets, pronto empezó a brillar con luz propia la sección de hockey en silla de ruedas eléctrica, que ha proporcionado numerosos títulos desde entonces con varios campeonatos de España en el zurrón. Uno de sus componentes es Eduardo, siempre acompañado por su padre Juan Carlos (los integrantes del equipo deben ir siempre en compañía de una persona que pueda hacerse responsable de sus cuidados), ha disfrutado estos últimos años de la emoción de la competición. El deporte como vía de integración, en su faceta más familiar y positiva.
El abuelo de Eduardo, Ricardo, era un asiduo de las gradas del Ciutat de Valencia. Uno de los clásicos de tribuna central. Siempre de broma, un despiste constante, fuente inagotable de chascarrillos y anécdotas. Ver a su nieto vestir la camiseta con las barras azulgranas, representando los colores granotas aunque no fuese en una disciplina balompédica, fue una de las satisfacciones más grandes de sus últimos años.
La enfermedad avanzó y, hace dos semanas, Ricardo regresó a la casa familiar para pasar sus últimos días. Allí estaban Eduardo y Juan Carlos, justo a pocas jornadas de que los Levante Masclets emprendiesen un ilusionante viaje al extranjero, representando a España en el Campeonato de Europa de Hockey en Silla de Ruedas que se celebra del 28 al 30 de agosto en Eindhoven (Holanda). Las circunstancias familiares primaron, y ambos se vieron obligados a quedarse en tierra. Pasar tiempo con su abuelo era más importante.
Ricardo falleció el pasado martes 25 de agosto. Tenía 85 años.
Carlyle escribió que «toda grandeza es inconsciente», y no le faltaba razón. En un momento tan doloroso, tan íntimo y personal, era complicado arrancar una sonrisa a Eduardo. Sin embargo, su otra familia de Levante Masclets lo consiguió. Conocieron sus circunstancias y sus motivos para renunciar al viaje. Se enteraron del fallecimiento de su abuelo. Y, minutos antes de la misa fúnebre, el responsable del Área Social del Levante, Vicente Herrero ‘Tatón’, se personó en el tanatorio para hablar con Eduardo y con su padre. Y para informarles de que, si lo consideraban oportuno, el club les facilitaba a ambos un vuelo para incorporarse a la concentración con sus compañeros en Holanda.
Los ojos de Eduardo se abrieron como platos.
Lo dicho: no es más que una anécdota, pequeña en relevancia pero gigantesca en lo que respecta a su contenido moral y humano. Aquellos que se sorprendan de gestos de este tipo descubrirían que a diario, en Levante Masclets y en las decenas de organizaciones e iniciativas que los clubes deportivos de nuestra Comunitat llevan a cabo en el ámbito de deporte adaptado, detalles como este simplemente son el reflejo de las personas que colaboran en dichos proyectos, muchas veces de forma altruista y desinteresada. Personas a las que merece la pena conocer. Personas a las que merece la pena ensalzar. Ejemplos para el resto de nosotros.
Tender la mano en momentos de dificultad es, sin duda, uno de los mayores detalles de grandeza que pueden existir. Vivimos en un mundo que nos obliga a cuidar con mimo cada momento de felicidad, cada tregua que la vida nos da para recuperar fuerzas. Todo es hilado de forma natural: la grandeza del que nos deja, la grandeza del que se queda, la grandeza de los que le arropan a el y a su gente. El gesto del Levante y su Área Social ha quedado grabado para siempre en la memoria de la familia, y el agradecimiento también será eterno. Como les gusta decir, ellos dibujan sonrisas. Eduardo estará en Holanda con sus amigos y compañeros, vestido con la elástica granota con el número 13, el del día de su santo. Una camiseta que su abuelo lució orgulloso en numerosas ocasiones.
Desde arriba, los Levante Masclets tendrán el apoyo de un aficionado muy, muy especial.
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