Los prestamistas del Consell: la huelga de farmacias, desde dentro

09 Nov Los prestamistas del Consell: la huelga de farmacias, desde dentro

Las farmacias llevan en huelga desde el lunes | Foto: Manuel Bruque / EFE

Las farmacias llevan en huelga desde el lunes | Foto: Manuel Bruque / EFE

 

Lunes. Nueve de la mañana. Una ligera lluvia engrisece todavía mas el encapotado cielo de Valencia. A esa hora, un joven de 27 años sorbe café de su taza humeante mientras se asoma al balcón de su vivienda, desde el que se vislumbra la farmacia en la que su familia lleva trabajando casi sesenta años. En otras circunstancias, haría rato que estaría despachando clientes en el mostrador. Hoy no es el caso. Hoy, la persiana permanece cerrada.
450 millones de euros tienen la culpa. Una cifra a todas luces inadmisible en los tiempos que corren. Ese es el dinero que, a principios de noviembre, adeuda la Generalitat Valenciana a las boticas de toda la región. La broma se extiende durante prácticamente un año, repleto de conflictos, medias verdades, prorrogas en el pago y una desesperación cada vez mayor entre el gremio. La Conselleria calla y promete tiempos mejores. Los farmacéuticos observan sus reservas y avisan de que cinco meses y medio de facturas atrasadas suponen la ruina para ellos y para sus familias. Este es su testimonio.

El primer día de huelga transcurre sin apenas incidentes llamativos, mas allá de la perplejidad que muchos ciudadanos muestran al encontrarse la persiana bajada. Los propios afectados indican lo extraño que se hace para todos verse obligados a cerrar «indefinidamente» y con un perjuicio evidente para los usuarios. No son los únicos: proveedores, transportistas, laboratorios y el resto de los integrantes del mal llamado «negocio de la salud» padecen, en mayor o menor medida, la irresponsabilidad y falta de palabra de la Generalitat. Nuestro recorrido arranca en una de las zonas más jóvenes de la urbe, la Avenida de las Cortes Valencianas.

 

 

Carteles de aviso en el exterior de las farmacias | Foto: Paco Polit

Carteles de aviso en el exterior de las farmacias | Foto: Paco Polit

 

«Mi padre me ha pedido que hasta dentro de dos años no me case»

«Somos los mas tontos de España. Si te pones a pensarlo, somos los prestamistas del Consell«. Ella terminó la licenciatura hace un par de años y trabaja en la botica familiar regentada por su padre. Su nombre -como el de todos los testimonios que recogemos- es irrelevante, porque lo que importan son sus reflexiones. Nuestro encuentro arranca con turbulencias: viene de visitar la botica de una «compañera» que ha decidido ir por libre«Hay farmacias que están abriendo cuando no deberían. Es una falta de respeto increíble a los demás. Por suerte son pocas», recalca con indignación. Pronto la charla deriva hacia la situación de la farmacia de su padre –«siempre ha sido precavido y eso nos está salvando»– y a las perspectivas poco halagüeñas de encontrar una solución a corto plazo: «La gente no se puede hacer una idea de los miles y miles de euros que gastamos todos los días, y eso lo ponemos de nuestro bolsillo. Farmacéutico que baja la persiana, farmacéutico que está arruinado. Al contrario que en otros sectores, aquí su patrimonio está en juego todos los días».

La espiral decadente en el ámbito sanitario hace tiempo que también afectó a los usuarios, especialmente a aquellos de avanzada edad. «Algunas personas, especialmente los mayores, nos dicen ahora que no les demos medicación, que les quedan todavía varias cajas en casa«, reseña al hilo del copago instaurado hace unos meses. Enfermos y boticarios padecen en silencio los efectos de la crisis, pero sólo los segundos se ven obligados a seguir despachando medicamentos que no les abona posteriormente el Consell. La deuda media con cada establecimiento se sitúa entre los 200.000 y los 250.000 euros, correspondiente a cinco meses y medio de facturas atrasadas. Cantidades desorbitadas que condicionan, y mucho, la vida diaria, ilusiones y futuro de los afectados: «Mi padre me ha dicho que hasta dentro de dos años no me case. Me lo pide por favor, porque el dinero que guardaba para la boda lo tiene en un plazo fijo para poder generar algo de líquido y que podamos seguir tirando». Ella sabe que su caso es duro, pero ni mucho menos el más dramático.
El Colegio de Farmacéuticos ha convocado una manifestación este viernes | Foto: Creative Commons

El Colegio de Farmacéuticos ha convocado una manifestación este viernes | Foto: Creative Commons

Avanza la semana y también nuestro «mapa de los impagos». Nos encontramos en una céntrica botica cercana a la Gran Vía. Su propietaria nos atiende mientras la persiana permanece cerrada«aunque parece que no ocurra nada, porque en la tele no le hacen ni caso a la huelga»– y ella repasa en su teléfono móvil los mensajes y notificaciones que le llegan desde el Colegio de Farmacéuticos de Valencia. Su presidenta, Maria Teresa Guardiola, no acaba de ganarse la confianza de todos los colegiados: «La presidenta no tiene oficina de farmacia, por eso algunos miembros no están contentos con ella: comentan que está un poco influenciada por el Govern y no pone toda la carne en el asador«, reconoce nuestra anfitriona.

 

«Es un secreto a voces que no nos van a pagar hasta enero»

«Cuando damos pasos hacia la huelga, intentan reventarla. La última vez fue Ana Mato (Ministra de Sanidad) la que llamó directamente la noche anterior al Colegio de Farmacia ofreciendo nuevas condiciones para que no fuésemos a la huelga», desvela a continuación. El viernes el Colegio ha movilizado a sus afiliados para una gran manifestación con finalización en la puerta de la Conselleria de Hacienda a las 13:00 horas. Casualmente, el día anterior el conseller Luis Rosado promete abonar 60 millones de euros mensuales a las boticas. ¿Dicho anuncio no pudo hacerse antes? ¿Cumplirá lo prometido? Los afectados no acaban de creérselo. «Es un secreto a voces, que nadie queremos oír: no nos pagan hasta enero. No hay calendario de pagos», señala esta farmacéutica que, entrada la cincuentena, jamás había vivido una situación así. «Como Valencia no hay ninguna comunidad. Hemos pasado de abanderados en las protestas, a ser los últimos del país. No hay nadie en España con la situación que tenemos aquí. Hay farmacias a las que les deben más de un millón de euros«, añade. Cada día que transcurre, la deuda con las farmacias valencianas aumenta en unos tres millones de euros.

El drama de fondo, el más indignante, se detecta en los pacientes, en la rutina de aquel que despacha con enfermos. Y la realidad es tan inquietante como desoladora«Hay medicamentos que costaban 22 euros y ahora cuestan 0,91 euros. Por ley, los genéricos pueden poner hasta un 20% menos de principio activo. Me he dado cuenta de que hay clientes hipertensos que mejoraron con su medicación, pasaron a tomar genéricos… y han vuelto a ser hipertensos«, critica esta boticaria en relación a las reformas legales que afectan el ámbito de la salud. Sus últimas frases apuntan al «afan recaudatorio« del llamado ‘medicamentazo’: «La gente no puede pagar sus medicinas, y eso me pone los pelos de punta. Enfermos que no se toman la pastilla, diabéticos que no se ponen la insulina… Ya hemos llegado ahí. No pueden porque tienen que ayudar a sus hijos o priorizar otros gastos».

 

De aquellos barros, estos lodos

La indignación con los políticos también es protagonista cuando visitamos otro establecimiento en las inmediaciones del Hospital La Salud«Estamos aguantando las promesas incumplidas del Consell. Promesas cada dos por tres, que nos pagará mes y medio por cada mes… y luego nada de nada«, se queja el dueño, cuyas cuentas están al límite tras muchos años al frente del negocio. El mito de los pingües beneficios queda enterrado muy pronto: «Hemos de pagar el local, empleados, gastos de agua, luz, teléfono, Internety los medicamentos. El margen de beneficios está regulado, así que el margen es muy reducido«, afirma con amargura. La incomprensión de gran parte de la sociedad valenciana también duele tanto o más que el dinero adeudado: «La gente debe entender que nadie cierra su negocio por gusto. Nadie. Lo hacen porque están asfixiados«.

En Blasco Ibáñez, el propietario al que entrevistamos afirma conocer de primera mano los daños colaterales de la crisis en las farmacias: «¿Sabes la cantidad de Auxiliares de Farmacia que han ido a la calle? Eso no se comenta, eso se silencia. ¿Cuántos puestos de trabajo se han perdido? Toda esa gente va directa al paro. ¿Cuántos políticos ves tu en el paro?», denuncia. «Los que compraron una farmacia de cinco años a esta parte están arruinados«, agrega a continuación, «y el resto aguantamos a duras penas«. Teoriza con que la actual situación deriva de la «desastrosa« gestión de la Conselleria de Sanitat en las últimas dos décadas, y pone un ejemplo práctico: «El médico recetaba porque no le daba tiempo a mirar a los pacientes. Hubiese valido la pena una mejor atención médica: en lugar de ver 100 pacientes con prisa, 50 pacientes bien atendidos y con más médicos trabajando«.
Terminamos con una última visita a finales de semana en El Grao. La huelga lleva ya varios días en marcha, pero la auxiliar a la que consultamos aclara que «no está haciendo mucho daño a la gente de a pie, porque en Valencia hay muchas farmacias«. Tras recalcar que el desabastecimiento de medicamentos es común en la capital del Turia, critica los estrictos parámetros de la Seguridad Social: «Claro que nos devuelven recetas, por cualquier fallito. Suelen devolver bastantes, sobre todo tras la Ley Orgánica nueva. Y eso es dinero que perdemos«. ¿La crisis aumenta el consumo? «La gente está angustiada por la situación en España, y ha aumentado la venta de ansiolíticos«, reconoce. Tras denunciar la falta de cobertura mediática de la huelga –«ya se que está totalmente manipulada, ¿pero ni siquiera nos dan un minuto en Canal Nou– su última frase acaba resumiendo el sentir de todo el gremio: «Nosotros no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Que no me cuenten esa milonga«.
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