El ‘fact-check’ de Suso

03 Oct El ‘fact-check’ de Suso

Son palabras que salen del teclado apresuradamente después de escuchar una comparecencia que sólo puede calificarse de inaudita por parte de Suso García Pitarch, actual director deportivo del Valencia y cuya llegada allá por enero venía a solventar un déficit claro en la estructura del club. Una llegada que me congratuló (como a muchos): aunque quizá no era la figura ideal, sí era la que la entidad parecía necesitar.

Nueve meses después, la intervención de este mediodía nos debe hacer reflexionar. Sí, reflexionar. Pero no sobre lo que ha pedido Pitarch (“hemos de reflexionar todos sobre la presión y acidez de las críticas que no ayudan a la estabilidad”), sino hasta qué punto debemos permitir que se nos engañe de manera contínua en pos de esa “estabilidad” (sic). Hasta qué punto debemos ‘tragar’.

Ahora que se ha puesto de moda lo del ‘fact-checking’ en la política (es decir, la verificación de información de toda la vida), no estaría de más someter a Suso a la maquinita de marras. Ni presión, ni acidez: hechos y frases. De verdad, si dispusiese de un par de horas libres me sentaría y lo haría. Citas textuales. Pero, por acotar:

1. Nada más aterrizar, Suso dice tener total confianza en Neville. No sólo eso: resulta que el entorno es muy malo y no tiene paciencia porque en la Premier hay cuatro ex entrenadores del Valencia. Acabáramos.

2. Se ficha a Siqueira con problemas físicos, arrastra molestias desde que pisó Valencia y aún se oyó en verano al DD sacar pecho por el «compromiso» del jugador por jugar infiltrado de manera habitual, cuando eso significa implícitamente reconocer que estaba en malas condiciones para jugar.

3. Ayestarán: viaje a Singapur, ronda de contactos para convencer a Peter, presentación como gran apuesta. «Cultura de club» y tal. Un Ayestarán al que se le venden 3 jugadores del XI a pocos días del final del mercado (Mustafi, Gomes, Alcácer) y se le trae a su refuerzo ofensivo y sus dos centrales en las últimas 48 horas de plazo. Condiciones magníficas para trabajar.

4. Cuarta jornada, Ayestarán destituido. Nadie comparece ante la afición para dar explicaciones.

5. Hoy, reconocimiento implícito de que a Ayestarán se le trae porque no había pasta para otro. «En mayo teníamos que recuperar más de 100 millones de euros que estaban en el aire por las inversiones que se hicieron (…) En ese momento el club debatió internamente si era mejor apostar por un entrenador experto, con un coste alto…». Fenomenal.

6. En verano, filtra que Alves está en el mercado, que Enzo es tóxico y ‘mata’ públicamente a Parejo en una intervención nunca vista anteriormente por su virulencia, echándole encima a los aficionados.

7. El karma entra en escena y convierte, siete jornadas después, a Diego Alves, Enzo Pérez y Dani Parejo en tres baluartes en los que un equipo en crisis se sostiene a duras penas. Y los tres, encabronados -con razón- con el DD.

8. La configuración de la plantilla y su rendimiento a fecha de hoy… no merece mayor análisis.

9. Hoy, afirmación de que Prandelli ya estaba «cerrado» cuando la RFEF se pronunció sobre si Marcelino podía o no podía entrenar («bastantes días antes»). Porque todo el mundo sabe que, si la RFEF hubiese dejado entrenar a Marcelino, ahora el Valencia no tendría uno, sino dos entrenadores. Porque todo el mundo sabe que lo normal es agotar todas las vías legales y resquicios en la normativa por simple diversión.

10. Todo ello sin tener en cuenta que tres semanas antes de ‘volar’ a Ayestarán, el entorno de Marcelino ya deslizaba el interés del Valencia. Tres semanas. Tres.

Llegados a este punto, con una destitución en la mochila, el equipo en descenso (6 de 21 puntos) y una plantilla a la que le faltan más de uno y más de dos jugadores para poder considerarse equilibrada, cualquiera podría pensar que lo mínimo que se podría esperar (al menos, lo mínimo que esperaba yo) era un pelín, una miaja, un poquito de autocrítica. Principalmente, porque parece que fichar a Prandelli sea algo extraordinariamente meritorio cuando la realidad, en un VCF normal, dicta que firmar a Prandelli FORMA PARTE DEL TRABAJO DEL DIRECTOR DEPORTIVO. ¿Busca reconocimiento un profesor por acudir a dar clase a la hora correcta? ¿Un panadero por hacer una hornada de pan de lo más sabroso? No lo hacen. No lo buscan. PORQUE ES SU TRABAJO.

Pero, lejos de entonar el ‘mea culpa’ o hacer propósito de enmienda, la respuesta de Suso al ser cuestionado sobre una hipotética dimisión tras el fracaso de la era Ayestarán (una pregunta de lo más lógica, que se le ha hecho en todas las etapas a todas las directivas de toda la historia del club) ha sido que él no contesta «a preguntas malintencionadas» (sic). Así estamos. Me imagino a Braulio contestando eso hace tres años. No sale de Mestalla. O Fernando. Lo mismo. O Carboni. Lo mismo.

Como decía antes, su llegada en enero me congratuló (como a muchos)… pero desde hace meses, este no es el Suso que yo creía conocer. Siento, como aficionado, que se me trata de tonto cada vez que se dan explicaciones sobre algunos de los temas que afectan al club. Y a nadie le gusta sentir que le están tratando de tonto. Y la culpa es nuestra: porque a día de hoy, EN LO DEPORTIVO, nuestro listón de exigencia está por los suelos y aún debemos sentirnos culpables por la «presión» y la «acidez». Tócate los huevos.

Coincidimos, eso sí, en un deseo: tanto Suso como yo nos entregamos en brazos de Prandelli, porque en caso contrario la ‘desfeta’ podría ser irreversible.

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