Venta VCF for dummies (IV): Cuatro años de ‘stand-by’ fundacional

22 Jul Venta VCF for dummies (IV): Cuatro años de ‘stand-by’ fundacional

*En aras de (intentar) facilitar la mayor cantidad de información sobre el tema, arranca un serial sin principio ni final definidos para hablar de los diferentes matices y apuntes que está dejando el proceso de venta del Valencia CF S.A.D.*

Una de las preguntas más recurrentes desde hace meses tiene a la Fundación VCF como protagonista y a sus patronos como actores principales. Individuos que hemos acabado conociendo al dedillo por el papel estelar en el proceso de venta, pero cuya existencia transcurría plácida en el segundo trimestre del pasado año. Nuevo Patronato, nuevos tiempos, nuevas ideas, nuevas personas y un mismo objetivo: solventar la delicadísima situación de la Fundación VCF desde que, en agosto de 2009, se le concediese un préstamo descomunal e imposible de devolver.

Todos los seguidores conocen ya nombres como el de Aurelio Martínez, el propio Amadeo Salvo, Jose Luis Zaragosí, Fernando Giner, Mateo Castella o Salvador Belda. Pero, ¿quién ocupaba sus asientos cuatro años atrás?

El sigiloso papel secundario de la Fundación VCF en el periodo 2009-2013 se trata, quizá, de uno de los puntos negativos más achacables a la gestión de Manuel Llorente como presidente del Valencia. Habrá quien insista en diferenciar club y Fundación, pero a efectos prácticos esos cuatro años supusieron una subyugación total del máximo accionista a los designios de la entidad y de su consejo de administración. Se consideraba que lo prioritario era salvar la situación económica por la que pasaba el Valencia.

Cuatro años después, se ha constatado que es el desesperado estado financiero de la Fundación lo que puede dar la estocada definitiva a todos los implicados, obligando a su vez a una venta contrarreloj que aporte una salida viable al problema.

LA SALIDA DE HOYOS Y UN PATRONATO SUPERPOBLADO

Como explicábamos en el Capítulo III del serial, el nombramiento de Llorente como presidente por parte de los poderes fácticos supuso, casi de forma inmediata, la salida por la puerta de atrás de Mariola Hoyos -hija del recordado Melchor Hoyos, presidente del club entre 1992 y 1994- como cabeza visible de la Fundación, no sin antes dejar varios regalitos en forma de contundentes palazos a aquellos que urdieron su marcha. La reemplazó Társilo Piles, empresario valenciano con pasado político en varios partidos y cuya contribución más notoria en su etapa en el consejo de Juan Soler -en el que ejerció de portavoz– fue una simpática anécdota en la noche en que Koeman fue destituido -«agachaos, que habrá para todos»-. Piles fue nombrado nuevo presidente de la FVCFpese a contar con la desaprobación de Francisco Camps– y mantuvo su puesto en el remozado consejo de Manuel Llorente.

Cuarenta y nueve patronos conformaban el organismo en diciembre de 2009AQUÍ puede consultarse la relación de forma individual-, después de varios meses de movimientos de fichas, altas y bajas. Una cantidad a todas luces desproporcionada, aunque cabe recordar que los patronos -igual que sucede ahora- no perciben remuneración alguna por ejercer su labor.

Resumir los poco menos de cuatro años de labor en apenas unas líneas resulta complicado, así que usaremos frases sueltas de algunos de los individuos que asistían puntualmente a las reuniones de aquel Patronato. Cónclaves «a los que acudíamos, se nos daban cuatro pinceladas, votábamos que sí a todo y nos íbamos a casa», según uno de ellos. «No parecía haber demasiada urgencia por arreglar lo del préstamo», comenta otro. «Algunos compañeros apenas se preocupaban por enterarse bien de los temas que íbamos a tratar», remata el tercero. El resto de comentarios siguen una argumentación similar.

La principal cita anual del organismo tenía lugar días antes de la habitual Junta Ordinaria de Accionistas. De forma metódica y cumplidora, se votó afirmativamente -con el ‘rodillo’ accionarial que supone ser el dueño de más de 70% del capital social de la entidad- a las cuentas y gestión de los consejos de administración en aquellos años. La orientación del voto se decidía con anterioridad. Por simplificar, el tecnicismo aplicable a estos casos sería el de la ‘cabotà’. Llorente siempre tuvo el respaldo sin fisuras del dueño de la mayoría accionarial, lo que le otorgaba a efectos prácticos un margen de maniobra absoluto en la gestión del club.

Apenas hubo conflictos en aquel Patronato. Uno de los más notorios, eso sí, guardó relación con la devolución de 13,5 millones de euros al ex presidente Juan Soler por una de las famosas ‘torres’ del solar de Mestalla que se comprometió a avalar con su patrimonio personal. Ese día sí saltaron chispas, ya que algunos patronos echaron en cara a Llorente el demoledor efecto que podía tener en los balances contables de club dicha decisión. Esos mismos patronos fueron abandonando el colectivo de forma progresiva.

Y como cabeza visible, Társilo. Durante sus cuatro años de mandato tuvo más protagonismo por su papel como consejero de club que como presidente de la Fundación VCF. Una repercusión lógica, dado que todas las decisiones las tomaba Llorente, con la Fundación como convidado de piedra. En verano de 2010 el crédito aumentó de 74 a 81 millones. El presidente salió a la palestra esas mismas Navidades para poner a la venta un paquete de 44.000 acciones y adquirir la liquidez necesaria para pagar los intereses acumulados de 2011 -acabaron vendiéndose todas, repartidas entre 3.000 socios-, pero poco más. Acciones del club, por cierto, que algunas consultoras habían valorado en cero euros.

En sus intervenciones públicas, su discurso siempre hacía referencia a soluciones que estaban por llegar. Y no llegaban. Los tres años de carencia para devolver el préstamo acabaron, mientras los meses caían inexorables hasta su marcha, en los primeros días de 2013. El mejor resumen posible de este eterno ‘stand-by’ lo hacía hace unos meses una fuente solvente y conocedora de la situación: «En medio año, el Patronato de Aurelio se ha movido más que el anterior en cuatro».

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MANOS LAVADAS: EL DOCUMENTO EXONERADOR

Llegados a este punto, parece inevitable preguntarnos -como ya hicimos en su día, cuando tocaba, en el tramo final de la administración Llorente- por qué diantres la Fundación estuvo congelada, desactivada, paralizada, quietecita durante cuatro años y sin necesidad alguna de resolver el entuerto más grande en dos décadas de existencia: la devolución del préstamo de 74 millones de euros -que en enero de 2013 ya había ascendido a 81 millones más los 5,6 millones de euros que el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) puso de su bolsillo- a Bankia.

La Navaja de Occam nos trae la solución: «A igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta». En este caso, que la Fundación no tenía necesidad de mover el trasero para devolver el dinero… porque, legalmente, los patronos quedaban exonerados de toda responsabilidad.

Los motivos pueden consultarse AQUÍ, a grandes rasgos, en un documento rubricado por el gabinete de Garrigues en otoño de 2012 y elaborado por petición expresa de los patronos que albergaba la Fundación por aquel entonces. La duda respecto a la responsabilidad social de los integrantes del Patronato era, ya en ese momento, más que razonable. Tomás Trenor, patrono y a su vez enlace con el despacho de asesores, entregó a sus compañeros los cinco folios en octubre de 2012, tres meses antes de que Piles presentase su dimisión.

En primer lugar, recordaba a los patronos que en 2009 Bankia -entonces todavía Bancaja– prestó los 74 millones a la Fundación y que, «con el fin de garantizar la devolución» del préstamo, el banco se guardó un «derecho real de prenda» -y un «derecho real de prenda de segundo rango» como contragarantía a favor del IVF- sobre el 72% de las acciones adquiridas con ese dinero.

En segundo lugar, les recalcaba que Bankia firmó un documento en el que manifestaba que, en caso de no devolver el préstamo, sólo reclamaría «las cantidades que resulten vencidas, natural o anticipadamente, e impagadas mediante la ejecución de las garantías prendarias» sobre las acciones «y/o contra el avalista» de la operación, es decir, el IVF. El banco, de esta manera, renunciaba a ‘meter mano’ a otros bienes propiedad de la Fundación, por lo que los patronos se aseguraban mantener el patrimonio del organismo intacto.

En tercer lugar, el IVF firmó un documento muy similar, subyugado al anterior, en el que «si el IVF tuviese que iniciar acciones por haber satisfecho a Bankia cualesquiera sumas por razón del Aval«, sólo podría reclamarle a la Fundación «las garantías prendarias sobre las acciones del VCF». De nuevo, el resto de bienes de la Fundación permanecían fuera del escenario.

Y en cuarto y último lugar, la madre del cordero: «… tanto Bankia como el IVF conocían plenamente todos los antecedentes y condiciones de la Operación (…) concedida por la propia Bankia (…) y avalada por el propio IVF (…) dado que participaron en el planteamiento, diseño y ejecución de la misma«. Es decir, que conocían los «limitados recursos y capacidad», así como de la previsión para «obtener nuevos recursos» de la Fundación VCF para poder hacer frente a la devolución del dinero.

Es decir, según los patronos de la Fundación, dado que se había producido un «aislamiento económico» de la operación del préstamo de los 74 millones con respecto al resto del patrimonio del organismo, y dado que tanto Bankia como el IVF conocían de sus limitados recursos económicos -que hacían imposible a todas luces la amortización del prestamo- y además habían firmado documentación circunscribiendo la prenda a las acciones adquiridas con ese dinero, la protección legal de todos ellos estaba garantizada. Si Bankia o IVF ejecutaban y se quedaban las acciones, la Fundación podría seguir dedicándose a su actividad normal, respetando los fines fundacionales -requisito indispensable para califical como «leal» el ejercicio de la responsabilidad de un patrono-.

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LA INACCIÓN JUSTIFICADA

«Parece razonable concluir que los Patronos no resultarían responsables ante la eventual falta de atención del Préstamo por la Fundación» y la ejecución de «las prendas sobre las acciones del VCF titularidad de la Fundación». En apenas tres líneas, Garrigues despachaba el asunto y desplazaba el punto de mira desde Piles y patronos hasta posarlo sobre los cabezas visibles de Bancaja y la Generalitat Valenciana -de la que depende el Instituto Valenciano de Finanzas- en agosto de 2009. A saber, don Jose Luis Olivas y don Francisco Camps. Las explicaciones habría que pedírselas a ellos.

(Aquel informe, por cierto, sigue a fecha de hoy en manos del actual Patronato, y constituye un refuerzo más de las garantías que desgranamos en el Capítulo II del presente serial.)

Con semejante tranquilidad jurídica bajo el brazo, no es de extrañar la política inmovilista de Piles y resto de patronos a lo largo de cuatro años. El problema lo habían generado otros, y otros debían ser los encargados de solventarlo. Los intentos de eludir la asistencia financiera, aquel errático amago de sacar el folleto explicativo en la CNMV… Iniciativas fallidas y de escaso recorrido, porque la soga no apretaba. Y si lo hacía, a otros les apretaría más, mucho más. La patada hacia adelante se prolongó hasta que no quedó más campo que recorrer. Y entonces llegaron las prisas.

Ante semejante panorama, y con cierto -aparente- grado de despreocupación, Társilo Piles anunciaba su dimisión en enero de 2013. «Ya le dije a Bankia que el día 31 no íbamos a poder pagarle» los 4,8 millones de euros, correspondientes a los intereses del préstamo en 2012. El 14 de febrero se hizo efectiva su salida y llegarían el interino Mateo Castella, el fugaz Federico Varona y el actual Aurelio Martínez. Y se marchó tan discretamente como había llegado. La etapa de Társilo como presidente de la Fundación siempre quedará en el recuerdo por su singularidad. A otros dirigentes ligados al club siempre se les midió por lo que hicieron. En el caso de Piles, siempre se le medirá por no haber hecho nada.

Fotos: Las Provincias (Irene Marsilla) / VCF (Lázaro de la Peña) / El Mundo (Vicent Bosch)

EN EPISODIOS ANTERIORES…

(I): La ‘term-sheet’ del 6 de junio
(II): Patronos entre la espada y la pared
(III): De aquellos barros, estos lodos

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